martes, febrero 07, 2006

07 de Febrero

La neblina del éter del sonido deja, sobre el navío, una suave película de finísimas cenizas. Un vestigio de los días perdidos en el espacio tiempo sobre el cual Omar Jhayyam, que se acurruca abajo, en la bodega, bien pudiera decir: “Todos fuimos arcilla y éstos fueron reyes, poetas y amantes que murieron legando al sutil polvo su conquista.”
Esa conquista es este territorio, la Procelosa Mar de las Ondas Hertzianas que surcamos.
La singladura arranca en la piel de un dragón. Tras la muralla china. Hasta allí nos dirige el escritor José Ángel Martos que nos presenta su libro El primer emperador; Se trata de una biografía del unificador de China Qin Shi Huang, junto al cuál llegaremos hasta el origen de la Gran Muralla.
Allí tomará el relevo junto al timón la comisaria de la exposición Y llegaron los Incas, Mª Jesús Jiménez. Con ella recorreremos esta muestra que recoge piezas incaicas y de otras culturas menos conocidas que permanecían sin exhibir en los fondos del Museo de América. A éstas hay que añadir otras pertenecientes al Museo Etnológico de Berlín, el Museo de Prehistoria de Valencia y el Museo Nacional de Antropología de Madrid. Sé que es apasionante, pero no se precipiten; estará en el Museo de América hasta el 28 de Agosto.
¿Dónde andaremos nosotros por entonces? NPI.
Tal vez gocemos ya de la utopía. Quizás seamos parte del ruido de fondo del Commos… Quizás, al estilo Jhayyam, nos dejemos llevar hechos cenizas -por vicio navegante- sobre la humedecida cubierta de otra nave.
Así que carpe diem: pierdecursos de Inca (Garcilaso).

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